- Descubre con esta guía detallada y profesional cómo devolverle el filo a tu cuchillo Russval en 5 pasos y alarga su vida útil.
En la cocina profesional y en el hogar, un cuchillo bien afilado marca la diferencia entre un corte limpio y un esfuerzo innecesario que puede terminar en accidentes. Mantener el filo de tu cuchillo Russval no es una tarea complicada, pero sí requiere técnica, constancia y los materiales adecuados. A continuación, te contamos cómo convertirte en tu propio afilador en cinco pasos, dedicándole apenas 10 minutos al mes.
1. Selección de la piedra: la base del proceso
El primer paso es escoger la piedra de afilado correcta. Las piedras de grano medio–bajo (400–600) son ideales para corregir mellas profundas o recuperar un filo muy desgastado tras un uso intensivo. Para el mantenimiento habitual y el pulido fino, emplea piedras de grano alto (1 000–3 000). “Una piedra bien elegida no solo facilita el afilado, sino que protege la integridad del acero”, explica Julián Pérez, maestro afilador artesanal. Si nunca has afilado antes, te recomendamos empezar con una piedra de grano 1 000 y, conforme adquieras confianza, avanzar hacia granos más finos.
2. Preparación de la superficie: hidratación y limpieza
Antes de cualquier pasada, sumerge la piedra en agua limpia durante 10 minutos. Esta fase elimina burbujas de aire y satura la superficie para que el polvo de acero no obstruya los poros. Durante todo el proceso, mantenla húmeda: un lecho bien humedecido garantiza un deslizamiento uniforme y prolonga la vida útil de la piedra. Si notas que la superficie se seca, simplemente añade unas gotas de agua sin dejar que se forme un charco.
3. Ángulo ideal: equilibrio entre nitidez y durabilidad
Una de las claves del afilado profesional es respetar un ángulo constante de 15°–20°. Para estimarlo, imagina dividir el grosor de la hoja en tres capas verticales; la más externa debe quedar paralela al plano de la piedra. Este ángulo es perfecto para el acero 440 de los cuchillos Russval: proporciona un filo duradero sin sacrificar la facilidad de corte. Variaciones mínimas pueden generar un filo irregular, así que concéntrate en mantener la muñeca firme y la vista atenta al ángulo.
4. Técnica de deslizamiento: uniformidad y repetición
Con la piedra correctamente preparada y la hoja posicionada, inicia el deslizamiento desde el talón hasta la punta de la hoja, como trazando una línea sobre la piedra. Aplica presión firme pero controlada: ni demasiado floja (la hoja resbalará) ni excesiva (podrías dañar el acero). Realiza entre 10 y 15 pasadas por cada lado, cuidando que cada movimiento sea idéntico al anterior. “Al principio, trabaja despacio para ‘sentir’ el contacto. Cuando domines el gesto, podrás aumentar la velocidad sin perder uniformidad”, aconseja Pérez.
5. El pulido final: cuero o piedra de grano superior
Para rematar el afilado y dejar la arista con un brillo casi de espejo, pasa la hoja por una correa de cuero o una piedra de pulido de grano 5 000 o más. Con cinco a ocho pases suaves por cada cara, eliminarás la microrebaba que queda tras el afilado principal. El resultado será un filo tan nítido que podrá cortar papel sin esfuerzo.
Mantener tus cuchillos Russval en óptimas condiciones no toma más que un breve ritual mensual, pero sus beneficios se reflejan en cada corte: mayor precisión, menos esfuerzo y una experiencia de cocina profesional. Ahora que conoces el proceso completo, ¡es tu turno de practicar!